La criopreservación de semen es una técnica que permite mantener durante un largo período de tiempo los gametos masculinos.
Esta técnica es especialmente recomendada para todos aquellos hombres en edad fértil que quieren preservar su fertilidad, ya sea porque se tienen que someter a un tratamiento médico o por decisión propia.
Actualmente, gracias a los avances en los tratamientos oncológicos, la tasa de supervivencia frente al cáncer es muy elevada, aunque aún existe el riesgo que este tipo de tratamientos produzcan infertilidad. La utilización de quimioterapia y radioterapia puede producir lesiones testiculares importantes que pueden afectar a la calidad espermática. Generalmente, la función testicular se restablece al finalizar el tratamiento oncológico, en un período entre 1 y 5 años. Aun así la calidad espermática se puede ver alterada en mayor o menor grado en función de las características del tratamiento y la dosis de tratamiento utilizada.
Otras cirugías andrológicas, como pueden ser la extirpación de los testículos o de la próstata también pueden comprometer la fertilidad del hombre.
La criopreservación de semen también es útil para aquellos pacientes que pueden llegar a padecer una azoospermia, debido a un bajo recuento espermático, o para aquellos pacientes que quieren someterse a una vasectomía y desean preservar su fertilidad.
En todos estos casos se recomienda utilizar algún método de preservación de la fertilidad, ya sea la criopreservación de semen o la criopreservación de tejido testicular.
La criopreservación de tejido testicular es una alternativa a la criopreservación de semen siempre que no se pueda realizar esta última. Consiste en la obtención de una porción de tejido testicular mediante una biopsia. Estos fragmentos de tejido se criopreservan y se pueden utilizar cuando sea necesario mediante las técnicas de reproducción asistida más óptimas en cada caso, habitualmente la ICSI.