En condiciones fisiológicas, cada mes y de forma alternativa, crece en el ovario una estructura llamada folículo que contiene en su interior un óvulo. Durante la ovulación, el ovario libera dicho óvulo, que es captado por la trompa de Falopio donde, si es posible, será fecundado por un espermatozoide.
Con la finalidad de aumentar la efectividad de la FIV y conseguir el embarazo deseado, es necesario disponer de varios óvulos maduros y de buena calidad. Por eso, es preciso llevar a cabo una estimulación ovárica controlada, con un tratamiento hormonal (gonadotropinas) de una duración de entre 9 y 12 días, que permitirá el crecimiento de varios folículos y, por consiguiente, la obtención de varios óvulos.
El ginecólogo es el encargado de indicar el protocolo de estimulación más adecuado para cada paciente. Durante este período se realizan estrictos controles personales, tanto ecográficos, para valorar el número y crecimiento de los folículos, como análisis hormonales.
Cuando se considera que la estimulación ovárica ha sido satisfactoria, se administra una inyección de HCG que permite la maduración final de los óvulos. La punción ovárica se programa entre las 36 y las 38 horas posteriores.